El doctor Jorge Martínez Escribano, dermatólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca y de la Clínica Dermatológica Openderma en Murcia, editor del libro “Melanoma Cutáneo. Guía Clínica Práctica”, http://www.murciasalud.es/recursos/ficheros/231551-MELANOMA_WEB.pdf, nos da unos consejos para prevenir y reconocer el melanoma y el cáncer de piel en general en una entrevista en el Informativo de la 7 Región de Murcia.
¿Qué es el melanoma? El melanoma es un cáncer de piel derivado de los melanocitos, que son las células que producen la melanina, pigmento que da color a nuestra piel. A veces confundimos el melanoma con el carcinoma basocelular o basalioma. Ambos son cánceres de piel, pero su comportamiento biológico y su pronóstico es bien distinto. El melanoma, especialmente en estadios más avanzados, tiene una mayor tendencia a diseminarse a otros órganos y dar metástasis, mientras que esta posibilidad es prácticamente nula en el carcinoma basocelular. Si uno tuviera que elegir un cáncer, desde luego debería elegir el carcinoma basocelular, porque si este tumor es extirpado y los márgenes quirúrgicos están limpios, el paciente está curado en el 100% de los casos. Por el contrario, en el caso del melanoma no siempre es así, por lo que se suelen requerir revisiones periódicas durante años para detectar posibles metástasis tardías del tumor. ¿Por qué ocurre esto? Quizás porque nuestro sistema inmunitario es capaz de mantener a raya las células malignas del melanoma durante meses o años y, en un momento dado, por una bajada en nuestras defensas, o por mutaciones en las células malignas, se facilita que las células tumorales escapen del control del sistema inmunitario y ocasionen metástasis que pueden poner en peligro la vida del paciente.
La buena noticia es que el melanoma suele ser un cáncer fácil de diagnosticar, pues suele aparecer en la piel, que es un órgano visible y, si lo detectamos a tiempo, tiene cura; sólo hace falta saber reconocerlo lo antes posible. Normalmente tiene aspecto de lunar feo, distinto a los demás lunares, asimétrico, de bordes irregulares y distintos colores (negro, marrón, rojo, blanquecino), plano o sobreelevado, que puede picar, sangrar o tener exudado. Algunas veces aparece sobre un lunar previo, otras sobre piel sana.
Lo ideal sería diagnosticar y tratar todos los melanomas en su fase inicial de melanoma in situ. No obstante, aunque un melanoma ya haya invadido la dermis, también es importante el diagnóstico y tratamiento precoces, pues de ellos va a depender la supervivencia del paciente. El pronóstico vital mejora de forma directamente proporcional al menor grosor del tumor, también llamado espesor de Breslow. Si el espesor es menor de 1 mm, el pronóstico es muy bueno, con más del 90% de supervivencia a los 5 años. Sin embargo, la supervivencia baja al 50% si el espesor tumoral es mayor de 4 mm.
Aunque el diagnóstico clínico de melanoma lo hace habitualmente el dermatólogo, que es el especialista que mejor conoce la piel, otros profesionales, médicos o no, también pueden ayudar a la detección precoz de lesiones sospechosas de malignidad: enfermeras, farmacéuticos, podólogos, fisioterapeutas, odontólogos, etc. Incluso hay profesiones no sanitarias que pueden salvar vidas, como peluqueros y esteticistas, que pueden tener mejor acceso a zonas difícilmente visibles para el paciente, como el cuero cabelludo o las uñas de los pies, donde puede desarrollarse un melanoma. Un melanoma en la planta de un pie puede simular una verruga y, lógicamente, en este caso, el procedimiento a seguir no es rebanar periódicamente la lesión, sino hacer, como mínimo, una biopsia. A veces, un melanoma debajo de la uña puede simular un hematoma.
Tan importante o más que la detección precoz es la prevención del cáncer de piel. Casi toda la exposición acumulada de sol, hasta un 80% del total que vamos a recibir a lo largo de toda nuestra vida, la recibimos antes de los 18 años de edad. Por eso hay que proteger a los niños de las quemaduras solares, que son el principal factor de riesgo de melanoma, especialmente si son quemaduras con ampollas. En algunos países existe una clara concienciación de que el melanoma y el cáncer de piel se previene en las escuelas, y la gorra suele formar parte del uniforme del colegio; así ocurre en Australia o en Japón. El recreo escolar suele ser en horas de alta radiación ultravioleta solar, por lo que habría que promover el uso de cremas solares y gorras en el horario de descanso o de actividades al aire libre en las escuelas.
Para prevenir el cáncer de piel, en la medida de lo posible, debemos evitar la exposición solar prolongada en las horas centrales del día, entre las 12 de la mañana y las 4 de la tarde y, caso de hacerlo, seguir medidas de protección solar:
- Usar de forma generosa cremas solares con factor de protección superior a 15 y, si es 50+ mejor (especialmente en la cara y cuello).
- Usar medidas físicas de protección como sombrillas, gorra o sombrero, gafas de sol, camisas o camisetas de manga larga, que no sean demasiado finas y, en lo posible, de colores más oscuros (aunque nos dan más calor, nos protegen mejor de la radiación ultravioleta).
Las personas de piel más clara, ojos claros y pelo rubio o pelirrojo tienen más facilidad para quemarse y, por tanto, para desarrollar cáncer de piel, por lo que tienen que extremar las medidas de protección.