Falsos mitos acerca de la toxina botulínica

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- “Soy demasiado joven para empezar a pincharme toxina”: el tratamiento con toxina se utiliza además de para eliminar arrugas para prevenir su aparición obteniendo una expresión más joven natural y descansada pero los resultados son más espectaculares cuando se inyecta a partir de los 30 años de edad.
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- “Me da miedo”: la capacidad que tiene la toxina botulínica para relajar el músculo se aprovecha no sólo para el tratamiento estético de las arrugas faciales sino también como medicamento en el tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas. Es un medicamento muy seguro que se usa desde hace muchos años incluso en recién nacidos para tratar el estrabismo. Como en cualquier fármaco lo importante es la dosis.
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- “Pérdida de la expresividad”: el abuso que hacen de la toxina botulínica algunos personajes públicos ha provocado el rechazo y miedo por este tratamiento. El culpable no es la toxina sino el exceso de la dosis. Para un resultado óptimo debemos recurrir a un profesional cualificado de forma que correctamente utilizado los resultados sean naturales y no se modifique la expresión.
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- “Toxina o rellenos. Ambas cosas son lo mismo”: se tiende a generalizar al hablar sobre rellenos o toxina botulínica pensando que ambos tratamientos son lo mismo y no es así. La toxina se emplea para eliminar las arrugas de expresión relajando el músculo por un periodo de tiempo de 4 a 6 meses. Habitualmente se usa toxina para el tratamiento de arrugas de expresión como las del entrecejo patas de gallo o frente. Sin embargo los rellenos con ácido hialurónico sí que tienen la función de “rellenar” los surcos y arrugas del rostro.
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- “Es un tratamiento irreversible”: la duración de la toxina no es definitiva sino que depende de cada paciente en cuanto a su capacidad de gesticulación. Normalmente tenemos efecto durante 4 – 6 meses.
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- “El tratamiento lo tendré que repetir de por vida”: podemos comenzar el tratamiento y decidir después una vez hayamos visto los resultados si queremos o no continuar. No es cierto que si te sometes una vez al tratamiento ya tienes que seguir haciéndolo para siempre.
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- “Lo puede inyectar cualquier profesional”: si queremos conseguir los mejores resultados debemos acudir a un profesional que actúe bajo la correspondiente autorización de las autoridades sanitarias.
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- “Puedo ponerme toxina durante la gestación o la lactancia”: no es aconsejable someterse a ningún tratamiento en el caso de mujeres embarazadas o que estén dando de mamar.
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“No puedo retomar el día a día”: el tratamiento no requiere anestesia ya que es indoloro y por tanto se realiza de forma ambulatoria en la consulta pudiendo retomar la vida cotidiana.

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