La procesionaria de los pinos es causa frecuente de alergias en humanos, especialmente en los meses más cálidos, pero puede afectar también a nuestro perro y, en casos extremos, ocasionar incluso su muerte si se traga estas orugas.
Los problemas dermatológicos y oculares son los más habituales, y se producen por tocar directamente la procesionaria (juegos infantiles, etc.) o por contacto a través del aire con los pelos urticantes que se desprenden de estas orugas y que contienen sustancias irritantes para la piel, los ojos e incluso las vías respiratorias. Así, aparecen eczemas o rojeces en la piel expuesta, así como ronchas o habones con intenso picor o quemazón.
El doctor Jorge Martínez Escribano, dermatológo, explica en una entrevista al diario La Verdad de Murcia, que es mejor prevenir que curar. Lo ideal es evitar el contacto con la procesionaria pero, si aparecen lesiones en la piel, hay que lavar la zona con abundante agua, preferiblemente fría y aplicar compresas igualmente frías. La aplicación local de lociones con mentol o el aloe vera mejoran los síntomas y tienen efecto antiinflamatorio. Para acelerar la desaparición de las lesiones, que pueden durar varias horas o incluso días, podemos aplicar una crema con corticoide, un par de veces al día durante menos de una semana. Es importante no rascar la zona, para no aumentar el picor ni provocar lesiones por fricción. En ocasiones un antihistamínico oral, en jarabe o pastillas, puede ayudar a aliviar el picor y las molestias. Si aparecen síntomas oculares podemos lavar la zona con suero fisiológico y aplicar lágrimas artificiales o un colirio antiinflamatorio. Si aparecieran molestias respiratorias se debe acudir a un servicio de urgencias.
Fuente: laverdad.es