MELANOMA. CANCER DE PIEL

Melanoma: importancia del diagnóstico precoz y prevención de este cáncer de piel

El melanoma es una palabra que ya le suena a casi todo el mundo como algo que no es bueno. Sin embargo, a veces confundimos melanoma con carcinoma basocelular, también llamado basalioma, o con carcinoma epidermoide. Ambos carcinomas, al igual que el melanoma, son cánceres de piel, pero su comportamiento biológico es bien distinto. El melanoma, especialmente en estadios más avanzados, tiene una mayor tendencia a diseminarse a otros órganos y dar metástasis, mientras que esta posibilidad es mucho más baja en el carcinoma epidermoide y prácticamente nula en el carcinoma basocelular. Si uno tuviera que elegir un cáncer, desde luego debería elegir el basalioma o carcinoma basocelular, porque este tumor se extirpa y ya estás curado. Por el contrario, en el caso del melanoma no siempre es así; se suelen requerir revisiones periódicas, una o varias veces al año, durante años, pues pueden desarrollarse metástasis tardías de melanoma, a veces incluso más de 12 años después del diagnóstico inicial y de la extirpación del tumor. ¿Por qué ocurre esto? Quizás porque nuestro sistema inmunitario es capaz de mantener a raya las células malignas del melanoma durante años y, en un momento dado, por una bajada en la guardia de nuestras defensas, o por mutaciones de las células malignas, se facilita que las células malignas escapen del control del sistema inmunológico; entonces aparecen las metástasis que pueden poner en peligro la vida del paciente.

La buena noticia es que el melanoma tiene cura y suele ser un cáncer fácil de diagnosticar, pues suele aparecer en la piel, que es un órgano visible a nuestros ojos. Habitualmente lo tenemos delante de nuestra vista, sólo hace falta saber reconocerlo. Además, el melanoma suele ser negro, escribe su mensaje en nuestra piel con melanina, con “tinta” negra de nuestro propio organismo, con el mismo pigmento que hace que nos pongamos morenos. Sólo hay que saber leer ese mensaje. Más difícil de diagnosticar de forma precoz puede ser un cáncer de pulmón o de colon, pues ya no están tan accesibles y tenemos que recurrir a métodos complementarios de diagnóstico, como una radiografía o una colonoscopia.

El diagnóstico precoz del cáncer de piel tipo melanoma por el dermatólogo o por otro especialista, es importante por dos motivos:

  • El melanoma es un cáncer emergente, con una prevalencia cada vez mayor, y que además afecta con mucha frecuencia a gente joven.
  • Es un paradigma de cáncer donde la detección precoz salva vidas. Un melanoma muy superficial, llamado melanoma in situ, que afecta sólo la epidermis, que es la capa más superficial de la piel, se cura en el 100% de casos. Cuando el melanoma profundiza más en la piel e invade hasta la dermis, que es la capa intermedia de la piel, ya puede ser más peligroso, pues ahí ya hay vasos sanguíneos que pueden ser atravesados para trasportar las células malignas a otros órganos del cuerpo.

Lo ideal sería diagnosticar todos los melanomas en su fase inicial de melanoma in situ. Aún así, cuando un melanoma ya ha invadido la dermis, también es importante el diagnóstico y tratamiento precoces, pues de ellos va a depender estrechamente la supervivencia y la tasa de curaciones. Tanto el pronóstico como la supervivencia del paciente que sufre un melanoma mejoran de forma directamente proporcional al menor grosor o espesor del tumor. Por este motivo son cruciales las campañas sanitarias y de los medios de comunicación para fomentar el conocimiento de esta enfermedad y saber cómo prevenirla y, en su defecto, caso de que aparezca, detectarla lo antes posible. Para diagnosticar una mancha en la piel como un melanoma, primero hay que pensar que eso puede ser un melanoma. Para conseguir esto, son importantes tanto las campañas primarias de prevención como las secundarias, tanto la formación de la población general como de los profesionales sanitarios. En la cadena de detección precoz del cáncer de piel, debemos incluir a personal sanitario pero también a personal no sanitario. Aunque el diagnóstico clínico de melanoma lo hace habitualmente el dermatólogo, que es el especialista que mejor conoce la piel, cualquier médico, enfermera, auxiliar sanitario, farmacéutico, auxiliar de farmacia, podólogo, odontólogo, etc. deberían tener una formación básica en el reconocimiento de lesiones sospechosas de melanoma. Hay profesiones no sanitarias que pueden salvar vidas, como peluqueros y esteticistas, que pueden tener mejor acceso a zonas difícilmente visibles para el paciente, como el cuero cabelludo o las uñas de los pies, donde pueden desarrollarse melanomas y otros cánceres de piel. Los podólogos suelen saber que un melanoma plantar puede simular una verruga y que, lógicamente, el tratamiento no es rebanar periódicamente la lesión, sino hacer una biopsia y extirparla de forma completa y con márgenes de seguridad lo antes posible, si se confirma que es un melanoma.

Tan importante o más que la detección precoz es la prevención del cáncer de piel. Casi toda la exposición acumulada de sol, hasta un 80%, que vamos a recibir a lo largo de toda nuestra vida, la recibimos antes de los 18 años de edad. Por eso hay que proteger a los niños de las quemaduras solares, que son el principal factor de riesgo de melanoma, especialmente si son quemaduras con ampollas. Es decir, hay que insistir en las medidas de protección solar en la edades donde el sol es más peligroso y donde el niño no va a pedir que le pongan un fotoprotector o una gorra o un sombrero. En algunos países existe una clara concienciación de que el melanoma y el cáncer de piel se previene en las escuelas y la gorra suele formar parte del uniforme del cole; así ocurre en Australia o en Japón. El recreo infantil suele ser en horas de alta radiación ultravioleta solar, sobre todo en zonas como Murcia. Por ello, habría que promover el uso de fotoprotectores y medidas físicas de protección solar en el horario de descanso o de actividades al aire libre en las escuelas.

Hoy, casi todo el mundo sabe que la piel tiene memoria, y además muy buena, y recuerda el sol que le ha ido dando durante toda su vida, en forma de pequeñas alteraciones en nuestro ADN, en nuestro material genético. A veces te viene un paciente mayor a la consulta y te dice que no sabe cómo puede tener cáncer de piel, si ya no le da el sol. Entonces te toca recordarle que la piel tiene memoria de elefante y preguntarle su oficio o sus aficiones, y muchas veces resulta que ha trabajado en el campo o ha sido albañil o tiene barco o sale en bicicleta todos los fines de semana en horas de alta radiación solar.

En general, el sol tiene muchas cosas buenas (producción de vitamina D, la cual es necesaria para nuestros huesos y nuestras defensas, es antidepresivo, etc), pero también produce cáncer y hace que la piel envejezca más rápido (aparecen más manchas y más arrugas). Por tanto, dado que los extremos no suelen ser buenos, hay que tener sentido común. Nos puede dar el sol pero no debemos “freírnos” en la tumbona o en la toalla, es decir, no tomar el sol “vuelta y vuelta” sino que, en la medida de lo posible, debemos evitar la exposición prolongada en las horas centrales del día, entre las 11 de la mañana y las 5 de la tarde y, caso de hacerlo, con medidas de protección solar:

  • Usar de forma generosa cremas solares con factor de protección superior a 15 y, si es 30 o 50 mejor (especialmente en la cara y cuello).
  • Usar medidas físicas de protección como sombrillas, gorra o sombrero, gafas de sol, camisas o camisetas de manga larga, que no sean demasiado finas y, en lo posible, de colores más oscuros (aunque nos dan más calor nos protegen mejor de la radiación ultravioleta porque no las atraviesa).

Conviene saber que también nos podemos quemar debajo de la sombrilla si no nos protegemos con crema, pues la radiación ultravioleta se refleja en la arena y se refleja en el agua.

Una dieta saludable, rica en frutas y verduras, con abundante agua, nos ayudará a combatir y a reparar los inevitables efectos nocivos de la luz solar sobre nuestra piel. En ocasiones podemos tomar suplementos nutricionales, pero siempre con dosis no excesivas, pues las mismas pueden ser incluso perjudiciales.

Las personas de piel más clara, ojos claros y pelo rubio o pelirrojo tienen más facilidad para quemarse y, por tanto, para desarrollar cáncer de piel, por lo que tienen que extremar las medidas de protección. Sin embargo, en un estudio genético que hemos realizado durante años en la Región de Murcia, a pacientes con melanoma familiar, hemos podido comprobar que  personas que físicamente son morenas y de pelo oscuro, sin embargo comparten genes típicos de personas pelirrojas y con más facilidad para quemarse y para desarrollar melanoma. Por este motivo, siempre hay que protegerse del sol, aunque seamos morenos de piel o aunque estemos bronceados.

Más información en la Guía Práctica de Melanoma Cutáneo y en la página de la American Academy of Dermatology:

http://www.murciasalud.es/recursos/ficheros/231551-MELANOMA_WEB.pdf

https://www.aad.org/spot-skin-cancer/espanol/como-examinar-sus-manchas/el-abcde-del-melanoma

https://www.aad.org/spot-skin-cancer/espanol/estoy-en-riesgo-de-desarrollar-melanoma

https://www.aad.org/spot-skin-cancer/espanol/como-se-ve-el-cancer-de-la-piel

https://www.aad.org/spot-skin-cancer/espanol/como-puedo-prevenir-el-cancer-de-piel

Aquí algunas imágenes de melanomas:

 

Melanoma - Martinez Escribano 3 Melanoma - Martinez Escribano 1 Melanoma - Martinez Escribano 2

Recommended Posts

Start typing and press Enter to search