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Algunos niños presentan al nacer, o poco después, lesiones rojizas en la piel de la cara o del cuerpo, o en mucosas, como la labial, que pueden ser angiomas o hemangiomas, o bien malformaciones vasculares, como las llamadas manchas en vino de Oporto. El angioma es un tumor benigno de vasos sanguíneos que suele crecer durante el primer año de vida, en ocasiones de forma rápida, y luego tiende a disminuir de tamaño a lo largo de los años sin dejar mucha marca en la mayoría de los casos. No obstante, hoy en día, hay alternativas de tratamiento a observar y esperar, y que van desde el uso de medicamentos como el propanolol o los corticoides, hasta el uso de láseres vasculares, como el láser de colorante pulsado (PDL, pulsed dye laser) o el láser de neodimio (Nd:YAG), solos o combinados. Conviene aclarar que, a pesar de algunas creencias populares extendidas, no está demostrado que los angiomas se deben a ninguna carencia o acontecimiento durante el embarazo.

La mancha en vino de Oporto es una malformación vascular menos frecuente que los angiomas, de color rojo o rojo-azulado, generalmente aplanada y que, con la edad, no sólo no tiende a desaparecer sino que pueden aparecer zonas sobrelevadas. No debemos confundir la mancha en vino de Oporto con el nevus flameus o la mancha salmón, que es una mancha rojiza o rosada observada con frecuencia en el recién nacido, en la frente, nariz o nuca, que se marca más con el llanto y los esfuerzos, y que tiende a desaparecer espontáneamente sin dejar rastro, aunque las lesiones localizadas en la nuca suelen persistir hasta la edad adulta.

El tratamiento de los angiomas y las manchas en vino de Oporto debe ser siempre personalizado para cada lesión y para cada paciente, en función de si está creciendo o no, de si es más profundo o más superficial, y de su localización. Aquí juega un papel primordial un dermatólogo experimentado en láser.

El láser de colorante pulsado, o PDL, es el láser de elección para el componente vascular superficial del hemangioma. También puede ser usado para disminuir la proliferación vascular y la rojez, y para ayudar a la curación de hemangiomas ulcerados. El láser de neodimio (Nd:YAG) se usa para el tratamiento del componente profundo del angioma, y debe ser usado siempre con precaución, pues existe más riesgo de dejar una cicatriz que con el PDL. A veces, después de la involución de un angioma, quedan irregularidades en la superficie de la piel, que podemos tratar con láseres “resurfacing”, útiles también para corregir cicatrices.

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