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La dermatitis alérgica de contacto es una inflamación de la piel que ocurre como consecuencia del contacto con una sustancia con capacidad alergizante o sensibilizante (alergeno). Así ocurre con algunos metales (sobre todo el níquel), con la parafenilendiamina o PPDA (presente en algunos tintes del pelo y henna para tatuajes), perfumes, lacas de uñas, etc. Una vez que el paciente se hace alérgico a la sustancia en cuestión, futuras exposiciones a ella pueden producir la dermatitis o eczema, a pesar de que en anteriores ocasiones haya podido entrar en contacto con dicha sustancia sin desencadenarse el eczema. El eczema inicial se caracteriza por rojez y picor, en ocasiones con vesículas (ampollas muy pequeñas), que contienen líquido y, posteriormente, aparecen costras y descamación de la piel. En eczemas de larga evolución, puede predominar la descamación y el picor, la piel se vuelve más gruesa y pueden aparecer grietas y fisuras. Para confirmar una dermatitis de contacto, tanto el dermatólogo como el alergólogo pueden realizar las pruebas epicutáneas o test del parche, en las cuales se aplican numerosas sustancias en la espalda, y se dejan 48 horas en cura oclusiva, para valorar si  se produce o no eczema a nivel local. El test del parche se debe valorar a las 48h y 96h y, algunas veces, más tarde.

Distinta de la dermatitis alérgica de contacto es la dermatitis de contacto irritativa, que se produce tras el contacto de la piel con productos que pueden resultar irritantes para ella, como detergentes, ácidos, jabones muy alcalinos, disolventes, etc. Como es lógico, las manos son la zona más frecuentemente afectada.
El tratamiento del eczema dependerá de su tipo, localización, edad del paciente, etc., por lo cual, solo el dermatólogo habituado en estos procesos debe ser el que indique las normas a seguir. Antes de comenzar el tratamiento, es fundamental realizar un diagnóstico correcto y, en los casos de eczema de contacto, investigar el posible alergeno o alergenos desencadenantes para así poder evitarlos (metales, tintes, perfumes, laca de uñas, etc.). La utilización de algunas cremas cosméticas puede ser la causa tanto del agravamiento del eczema como de nuevas sensibilizaciones.

La urticaria es una erupción en la piel con ronchas o habones y prurito (picor). Existen urticarias agudas, subagudas y crónicas, según duren más o menos tiempo los síntomas (a veces incluso años). Pueden producirse por medicamentos, por estrés, por alimentos, etc. Con frecuencia (más del 90% de los casos) no se encuentra una causa clara, aunque se realice todo un arsenal de pruebas diagnósticas (estudio hepático, parásitos…), por lo que se da tratamiento sintomático fundamentalmente a base de antihistamínicos (hay que buscar el más efectivo para cada caso). Existen otros tratamientos para casos seleccionados, como ocurre con la urticaria autoinmune. Las dietas de exclusión sólo son útiles en caso de sospecha clínica clara.

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